3 de agosto de 2011.- El General Abdel Fattah Younis, comandante de las fuerzas rebeldes libias, fue asesinado bajo la orden de Mustapha Abdul Jalil, jefe del Consejo Nacional de Transición, (CNT) quien lo quería fuera del camino antes de las negociaciones de paz, informan fuentes militares y de inteligencia de Debkafile.
Su ejecución fue establecida por oficiales del CNT quienes primero lo secuestraron junto a los dos coroneles que siempre estuvieron a su lado. Luego que fueron removidos a 20 kilómetros al este de Benghazi, los tres hombres recibieron disparos en la cabeza. Los asesinos trajeron los cuerpos de regreso a Beghazi para probar que las órdenes del jefe del CNT habían sido llevadas a cabo además de recoger su pago.
Younis, ex ministro de Relaciones Interiores de Gaddafi, se pasó a los rebeldes en febrero luego de trabajar para el líder libio durante 40 años. Las circunstancias de su muerte fueron deliberadamente confusas en Benghazi.
Nuestras fuentes informan que el jefe del CNT, Jalil, quería al poderoso Younis fuera del camino para siempre antes que se iniciaran en Trípoli las negociaciones para la transición del gobierno. Jalil es una figura débil, que goza de poco respeto, hasta dentro de las tribus libias que apoyan la insurgencia. Él estaba claramente preocupado que en algún momento de las negociaciones, el nombre del General Younis sería propuesto como el candidato más adecuado para la representación de los líderes rebeldes en el gobierno de la posguerra en Trípoli, Gaddafi entonces designaría a su hijo Saif al-Islam como su sucesor y los dos dirigirían el futuro gobierno como un equipo.
Este plan es revelado aquí por primera vez. Estaba tomando forma en los más altos niveles de Washington, Paris, Moscú y Berlín cuando fue desbaratado por la muerte de Younis. El ministro de Relaciones Exteriores francés Alain Juppe llevó el plan a Londres el martes 26 de julio para ayudar al gobierno británico bajar la demanda para mantener la guerra hasta que Gaddafi renuncie y salga de Libia.
De hecho, el gobierno de Cameron acordó alinearse detrás de Washington, Moscú y Berlín y concedió que el mandatario libio se quedaría en el país luego de renunciar.
Pero entonces, el jueves, el CNT anunció la muerte del jefe militar de los rebeldes (Younis), que fue seguido por una afirmación de que los leales a Gaddafi lo habían asesinado para afectar las capacidades militares de los rebeldes y castigarlo por desertar. Jalil afirmó que Younis había sido llamado a la sede principal de Benghazi para ser interrogado pero nunca llegó, tácitamente alentando los rumores de que había sido un doble agente que secretamente sirvió a Gaddafi luego de desertar y que se aseguró de que los rebeldes perdieran la guerra.
Esos rumores se diseminaron como cortina de humo para tapar la advertencia del General Younis a la administración rebelde en reuniones cerradas – que comenzaron hace cuatro meses – de que ellos nunca derrotarían en batalla a la armada de Gaddafi y harían bien en detener el derramamiento de sangre y sentarse a trabajar en un acuerdo de poder compartido.
El general explicó que si no fuera por el paraguas aéreo de la OTAN y el miedo de Gadafi por las pérdidas que los ataques aéreos causarían a su ejército, él habría derrotado a las fuerzas rebeldes en oriente y occidente de Libia y retomado Benghazi en menos de una semana.
Cuando Jalil rechazó considerar estas advertencias y reducir la pérdida de los rebeldes, Younis le dio a sus comandantes de campo mano libre para negociar un cese al fuego con sus opositores del lado de Gaddafi. Como resultado, desde la segunda semana de mayo, una tregua informal descendió en los principales campos de batalla de Misurata y Brega.
De vez en cuando, la sede principal de los rebeldes en Benghazi envió a funcionarios con órdenes para hacer frente a las fuerzas de Gaddafi en desacato a la tregua. Pero ellos no estaban a la par de la fuerza superior de las tropas del gobierno y fueron obligadas a retroceder – probando que el general Younis lo había hecho bien.
Cuando se avistaron las negociaciones para poner fin al conflicto, Jalil sospechó que el General Younis planeaba vencer su propio camino hacia Gaddafi y evitar los poderes de la OTAN y la delegación del CNT. El líder del CNT resolvió proteger su propia posición y la lucha por el poder poniendo fin a la amenaza representada por el general Younis.
Su ejecución fue establecida por oficiales del CNT quienes primero lo secuestraron junto a los dos coroneles que siempre estuvieron a su lado. Luego que fueron removidos a 20 kilómetros al este de Benghazi, los tres hombres recibieron disparos en la cabeza. Los asesinos trajeron los cuerpos de regreso a Beghazi para probar que las órdenes del jefe del CNT habían sido llevadas a cabo además de recoger su pago.
Younis, ex ministro de Relaciones Interiores de Gaddafi, se pasó a los rebeldes en febrero luego de trabajar para el líder libio durante 40 años. Las circunstancias de su muerte fueron deliberadamente confusas en Benghazi.
Nuestras fuentes informan que el jefe del CNT, Jalil, quería al poderoso Younis fuera del camino para siempre antes que se iniciaran en Trípoli las negociaciones para la transición del gobierno. Jalil es una figura débil, que goza de poco respeto, hasta dentro de las tribus libias que apoyan la insurgencia. Él estaba claramente preocupado que en algún momento de las negociaciones, el nombre del General Younis sería propuesto como el candidato más adecuado para la representación de los líderes rebeldes en el gobierno de la posguerra en Trípoli, Gaddafi entonces designaría a su hijo Saif al-Islam como su sucesor y los dos dirigirían el futuro gobierno como un equipo.
Este plan es revelado aquí por primera vez. Estaba tomando forma en los más altos niveles de Washington, Paris, Moscú y Berlín cuando fue desbaratado por la muerte de Younis. El ministro de Relaciones Exteriores francés Alain Juppe llevó el plan a Londres el martes 26 de julio para ayudar al gobierno británico bajar la demanda para mantener la guerra hasta que Gaddafi renuncie y salga de Libia.
De hecho, el gobierno de Cameron acordó alinearse detrás de Washington, Moscú y Berlín y concedió que el mandatario libio se quedaría en el país luego de renunciar.
Pero entonces, el jueves, el CNT anunció la muerte del jefe militar de los rebeldes (Younis), que fue seguido por una afirmación de que los leales a Gaddafi lo habían asesinado para afectar las capacidades militares de los rebeldes y castigarlo por desertar. Jalil afirmó que Younis había sido llamado a la sede principal de Benghazi para ser interrogado pero nunca llegó, tácitamente alentando los rumores de que había sido un doble agente que secretamente sirvió a Gaddafi luego de desertar y que se aseguró de que los rebeldes perdieran la guerra.
Esos rumores se diseminaron como cortina de humo para tapar la advertencia del General Younis a la administración rebelde en reuniones cerradas – que comenzaron hace cuatro meses – de que ellos nunca derrotarían en batalla a la armada de Gaddafi y harían bien en detener el derramamiento de sangre y sentarse a trabajar en un acuerdo de poder compartido.
El general explicó que si no fuera por el paraguas aéreo de la OTAN y el miedo de Gadafi por las pérdidas que los ataques aéreos causarían a su ejército, él habría derrotado a las fuerzas rebeldes en oriente y occidente de Libia y retomado Benghazi en menos de una semana.
Cuando Jalil rechazó considerar estas advertencias y reducir la pérdida de los rebeldes, Younis le dio a sus comandantes de campo mano libre para negociar un cese al fuego con sus opositores del lado de Gaddafi. Como resultado, desde la segunda semana de mayo, una tregua informal descendió en los principales campos de batalla de Misurata y Brega.
De vez en cuando, la sede principal de los rebeldes en Benghazi envió a funcionarios con órdenes para hacer frente a las fuerzas de Gaddafi en desacato a la tregua. Pero ellos no estaban a la par de la fuerza superior de las tropas del gobierno y fueron obligadas a retroceder – probando que el general Younis lo había hecho bien.
Cuando se avistaron las negociaciones para poner fin al conflicto, Jalil sospechó que el General Younis planeaba vencer su propio camino hacia Gaddafi y evitar los poderes de la OTAN y la delegación del CNT. El líder del CNT resolvió proteger su propia posición y la lucha por el poder poniendo fin a la amenaza representada por el general Younis.
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