La revolución popular en Egipto. Entrevista a Samir Amin
Economista
franco-egipcio de renombre internacional, miembro del Consejo
Internacional del Fórum Mundial y presidente del Fórum Mundial de las
Alternativas, Samir Amin analiza en esta entrevista –realizada por Rosa
Mussaui (enviada especial del periódico L’Humanité al Foro
Social Mundial realizado en Dákar la semana pasada)— la encrucijada
política y económica en que se halla ahora mismo Egipto.
En
los acontecimientos que se desarrollan estos días en Túnez y en Egipto,
¿se trata de simples “revueltas populares”, o significan la entrada de
esos países en procesos revolucionarios?
Se trata de revueltas sociales potencialmente portadoras ... (clic abajo para continuar) de
la cristalización de alternativas que podrían llegar a inscribirse a
largo plazo en una perspectiva socialista. Por eso el sistema
capitalista, el capital de los monopolios dominantes a escala mundial,
no puede tolerar el desarrollo de esos movimientos. Movilizará todos
los medios de desestabilización posibles, presiones económicas y
financieras, hasta la amenaza militar. Apoyará, según las
circunstancias, ya falsas alternativas o fascistizantes, ya la
implantación de dictaduras militares. No hay que creer una sola palabra
de lo que dice Obama. Obama es Bush, con otro lenguaje. Hay en él una
duplicidad permanente. De hecho, en el caso egipcio, los EEUU sostienen
al régimen. Pueden terminar juzgando más útil el sacrificio de Mubarak;
pero no renunciarán a salvar lo esencial: el sistema militar y
policíaco. Pueden vislumbrar su salvación en una alianza con los
Hermanos Musulmanes. De hecho, los dirigentes de los EEUU tienen en
mente el modelo paquistaní, que no es un modelo democrático, sino una
combinación entre un poder diz-que-islámico y una dictadura militar.
Con todo, en el caso de Egipto, una buena parte de las fuerzas
populares movilizadas son perfectamente conscientes de todo eso. El
pueblo egipcio está muy politizado. La historia de Egipto es la de un
país que trata de emerger desde comienzo del siglo XIX, que ha sido
derrotado por sus propias insuficiencias, pero, sobre todo, por las
agresiones exteriores repetidamente sufridas.
Estos alzamientos, ¿son sobre todo cosa de jóvenes precarizados, de licenciados en paro? ¿Cómo lo explica usted?
El
Egipto de Nasser disponía de un sistema económico y social ciertamente
criticable, pero coherente. Nasser apostó por la industrialización para
salir de la especialización internacional colonial, que confinaba al
país en la tarea de exportar algodón. Ese sistema logró asegurar una
buena distribución de los ingresos a favor de las clases medias, pero
sin pauperizar a las clases populares. Esta página de la historia
egipcia pasó como consecuencia de las agresiones militares de 1956 y
1967, que movilizaron a Israel. Sadat y más aún Mubarak han trabajado
para el desmantelamiento del sistema productivo egipcio,
substituyéndolo por un sistema de todo punto incoherente, fundado
exclusivamente en la búsqueda de rentabilidad. Las tasas de crecimiento
egipcias, supuestamente altas e invariablemente celebradas desde hace
30 años por el Banco Mundial, carecen totalmente de significado. Es
polvo en los ojos. El crecimiento egipcio es muy vulnerable,
dependiente del mercado exterior y del flujo de capitales petroleros
procedentes de los países rentistas del Golfo. Con la crisis del
sistema mundial, esa vulnerabilidad se ha manifestado con un brutal
estancamiento. Aquel crecimiento vino acompañado de un increíble
incremento de las desigualdades y de un desempleo espantoso que castiga
a la mayoría de los jóvenes. Una situación verdaderamente explosiva,
que ha terminado por estallar. Lo que a partir de ahora, y más allá de
las iniciales reivindicaciones de finalización del régimen e
instauración de las libertades públicas, va a significar una batalla
política.
¿Por qué los Hermanos Musulmanes buscan ahora presentarse como “moderados”?
Porque
ese el juego que se les pide ahora. Los Hermanos Musulmanes nunca han
sido moderados. No se trata de un movimiento religioso, sino de un
movimiento político que se sirve de la religión. Desde su fundación, en
1920, por los británicos y por la monarquía, ese movimiento ha
desempeñado un papel activo de agente anticomunista, antiprogresista,
antidemocrático. Es la razón de ser de los Hermanos Musulmanes, y la
reivindican. Declaran abiertamente: si ganan unas elecciones, serán las
últimas, porque el régimen electoral sería un régimen occidental
importado, contrario a la naturaleza islámica. En ese aspecto, no han
cambiado nada. En realidad, el Islam político ha sido siempre sostenido
por los EEUU. Durante la guerra contra la Unión Soviética, los EEUU
presentaban a los talibanes afganos como a héroes de la libertad.
Cuando los talibanes cerraron las escuelas para chicas que habían
creado los comunistas afganos, ¡no faltaron en los EEUU movimientos
feministas que explicaban que había que respetar las “tradiciones” de
ese país! Eso revela un doble juego: por un lado, el apoyo; por el
otro, la instrumentalización de los excesos característicos de los
fundamentalistas para alimentar el rechazo de los inmigrados y
justificar las agresiones militares. Conformado a esa estrategia, el
régimen de Mubarak jamás luchó contra el Islam político. Al contrario:
lo que hizo fue integrarlo a su sistema político.
¿Podría decirse que Mubarak ha subcontratado la sociedad egipcia a los Hermanos Musulmanes?
¡Absolutamente!
Les ha confiado tres instituciones fundamentales: la justicia, la
educación y la televisión. Pero el régimen militar quiere conservar
para sí mismo la dirección, reivindicada asimismo por los Hermanos
Musulmanes. Los EEUU utilizan ese conflicto menor en el seno de la
alianza entre militares e islamistas para asegurarse la docilidad de
unos y otros. Lo esencial es que todos aceptan el capitalismo tal cual
es. Los Hermanos Musulmanes jamás han pensado seriamente en cambiar las
cosas. Por lo demás, durante las grandes huelgas obreras de 2007-2008,
sus parlamentarios votaron con el gobierno contra los huelguistas.
Frente a las luchas de los campesinos expulsados de sus tierras por los
grandes propietarios rentistas, los Hermanos Musulmanes toman partido
contra el movimiento campesino. Para ellos, la propiedad privada, la
libre empresa y el beneficio son cosas sagradas.
¿Y qué perspectivas tienen para el conjunto del Oriente Medio?
Unas
perspectivas harto dóciles. Los Hermanos Musulmanes, como los
militares, aceptan la hegemonía de los EEUU en la región y la paz con
Israel en los términos actuales. Unos y otros hacen gala de esta
complacencia que permite a Israel proseguir la colonización de lo que
resta de Palestina.
Traducción para www.sinpermiso.info: Casiopea Altisench
http://humanite.fr/06_02_2011-pour-l%C3%A9conomiste-samir-amin-%C2%AB-moubarak-int%C3%A9gr%C3%A9-l%E2%80%99islam-politique-dans-son-syst%C3%A8me-%C2%BB-46452
http://humanite.fr/06_02_2011-pour-l%C3%A9conomiste-samir-amin-%C2%AB-moubarak-int%C3%A9gr%C3%A9-l%E2%80%99islam-politique-dans-son-syst%C3%A8me-%C2%BB-46452
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