París, octubre 19 - Al margen de las cifras de manifestantes que poco a poco se incorporan hoy a la huelga general en Francia, el punto medular de las protestas se concentra en un hecho histórico: el apoyo del 71 por ciento de la población.
Jamás una protesta de esta índole contó con el enorme respaldo de la ciudadanía, de acuerdo con las encuestas difundidas en las últimas horas sobre el movimiento social que repudia las reformas a la ley de retiros diseñadas por el Gobierno.
De acuerdo con fuentes sindicales y especialistas consultados por Prensa Latina, en el pasado, aún en Mayo del 68 y en 1995, dos acciones que removieron el país, el espaldarazo de los franceses apenas sobrepasaba el 50 por ciento.
Sin embargo, tal y como vaticinaron otros analistas locales, la situación no transita precisamente hacia acuerdos o soluciones aceptables para todos. El presidente de la República, Nicolás Sarkozy, repitió anoche que seguirá adelante con su plan.
Beneficiado de las mayorías de su partido conservador UMP en la Asamblea Nacional y ahora en el Senado, el mandatario cuenta con la posibilidad casi inminente de que la nueva legislación salga airosa de los debates en el Cámara Alta mañana.
Razón por la cual las marchas de manifestantes en París arrancarán en la Place de Italie en dirección a Les Invalides, para tocar lugares simbólicos de la Ciudad Luz donde se espera la participación de más de 300 mil personas.
La guerra de cifras ya comenzó desde muy temprano. El Gobierno, en un esfuerzo acentuado en los últimos días, trata de minimizar el impacto del paro y ofrece estadísticas de un 70 por ciento por debajo de las sindicales.
Es reflejo del discurso de los ministros de Sarkozy, en especial del impopular Eric Woerth, a cargo de la esfera del Trabajo, quien reitera que "la disminución de personas en las marchas revela que el pueblo francés comprende mejor las reformas".
Un recorrido somero por las calles de París señala que las perturbaciones son bastante serias en la urbe. Son notorias las gasolineras cerradas, problemas en los servicios de transporte público y ferroviario.
Ausencia de periódicos en los kioscos, tráfico de vehículos infernal y luego, enfrentamientos de la policía con estudiantes en otras ciudades del país confirman la trascendencia de la sexta jornada de manifestaciones en Francia.
Marsella es el sitio más crítico del movimiento social que rechaza la elevación de la edad de jubilaciones de 60 a 62 años y para el cobro de pensión completa de 65 a 67. La segunda urbe del territorio nacional muestra un rostro nada complaciente.
Pilas de basura por doquier, el mayor puerto galo prácticamente paralizado, graves problema con el combustible y la gente lista para emprender mítines y asambleas antes de desfilar por las calles.
De otro lado, Aeropuertos de París (ADP) ratificó que se suspenderán el 50 por ciento de los vuelos de Orly y el 30 por ciento de Roissy Charles de Gaulle.
Air France prometió, sin embargo, mantener el ciento por ciento de sus trayectos largos, el 80 por ciento de media distancia y el 50 por ciento de itinerarios cortos
Jamás una protesta de esta índole contó con el enorme respaldo de la ciudadanía, de acuerdo con las encuestas difundidas en las últimas horas sobre el movimiento social que repudia las reformas a la ley de retiros diseñadas por el Gobierno.
De acuerdo con fuentes sindicales y especialistas consultados por Prensa Latina, en el pasado, aún en Mayo del 68 y en 1995, dos acciones que removieron el país, el espaldarazo de los franceses apenas sobrepasaba el 50 por ciento.
Sin embargo, tal y como vaticinaron otros analistas locales, la situación no transita precisamente hacia acuerdos o soluciones aceptables para todos. El presidente de la República, Nicolás Sarkozy, repitió anoche que seguirá adelante con su plan.
Beneficiado de las mayorías de su partido conservador UMP en la Asamblea Nacional y ahora en el Senado, el mandatario cuenta con la posibilidad casi inminente de que la nueva legislación salga airosa de los debates en el Cámara Alta mañana.
Razón por la cual las marchas de manifestantes en París arrancarán en la Place de Italie en dirección a Les Invalides, para tocar lugares simbólicos de la Ciudad Luz donde se espera la participación de más de 300 mil personas.
La guerra de cifras ya comenzó desde muy temprano. El Gobierno, en un esfuerzo acentuado en los últimos días, trata de minimizar el impacto del paro y ofrece estadísticas de un 70 por ciento por debajo de las sindicales.
Es reflejo del discurso de los ministros de Sarkozy, en especial del impopular Eric Woerth, a cargo de la esfera del Trabajo, quien reitera que "la disminución de personas en las marchas revela que el pueblo francés comprende mejor las reformas".
Un recorrido somero por las calles de París señala que las perturbaciones son bastante serias en la urbe. Son notorias las gasolineras cerradas, problemas en los servicios de transporte público y ferroviario.
Ausencia de periódicos en los kioscos, tráfico de vehículos infernal y luego, enfrentamientos de la policía con estudiantes en otras ciudades del país confirman la trascendencia de la sexta jornada de manifestaciones en Francia.
Marsella es el sitio más crítico del movimiento social que rechaza la elevación de la edad de jubilaciones de 60 a 62 años y para el cobro de pensión completa de 65 a 67. La segunda urbe del territorio nacional muestra un rostro nada complaciente.
Pilas de basura por doquier, el mayor puerto galo prácticamente paralizado, graves problema con el combustible y la gente lista para emprender mítines y asambleas antes de desfilar por las calles.
De otro lado, Aeropuertos de París (ADP) ratificó que se suspenderán el 50 por ciento de los vuelos de Orly y el 30 por ciento de Roissy Charles de Gaulle.
Air France prometió, sin embargo, mantener el ciento por ciento de sus trayectos largos, el 80 por ciento de media distancia y el 50 por ciento de itinerarios cortos
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