La ministra italiana de Bienestar, Elsa Fornero, rompió a llorar el domingo durante una rueda de prensa en la que miembros del gobierno anunciaron varias medidas de austeridad.
Fornero fue la encargada de presentar la reforma de las pensiones, que incluye un retraso de la edad de jubilación de las mujeres a 62 años, y a 66 en 2018, mientras que para los hombres aumentará a los 66 años a partir del año que viene.
La funcionaria que asumió la cartera hace poco más de dos semanas y ha sido duramente criticada por los sindicatos por este plan, motivó el cambio en la “justicia intergeneracional” y en la lucha contra el “empobrecimiento colectivo”.
Los recortes tienen por fin “aliviar” la crisis que amenaza a Italia, una de las economías de la Eurozona que más está sufriendo.
Entre las medidas anunciadas este domingo por el primer ministro, Mario Monti, y varios de los miembros de su gabinete se incluyen incrementos de impuestos y recortes del gasto público.
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