05 de mayo 2011.-La persecusión que sostuvo el Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), en contra del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, costó la vida de al menos cuatro mil paquistaníes desde el año 2001. A pesar de esta cifra, el presidente Barack Obama, calificó este jueves el asesinato de insurgente como una “misión cumplida”.
En un acto efectuado este jueves en Nueva York (noreste del país), donde Obama ofreció un discurso a los familiares del atentado a las Torres Gemelas del 2001, cuya autoría fue adjudicada, sin comprobación, a la red Al Qaeda; el gobernante volvió a mostrarse satisfecho por el asesinato de Bin Laden.
Del mismo modo, mientras depositó una ofrenda floral en la conocida como “Zona Cero”, Obama reiteró que el asesinato del líder era además “una prueba” de que los estadounidenses “no olvidan a sus víctimas”.
“Lo sucedido el domingo, gracias al coraje de nuestros militares y al trabajo extraordinario de nuestros servicios de inteligencia, envió un mensaje al mundo entero, pero también a casa: cuando decimos que no olvidaremos nunca, va en serio”, sentenció.
Con el argumento de la lucha contra el terrorismo y la persecución a Bin Laden, el Gobierno de EE.UU. comenzó desde el año 2001 un programa encubierto de ataques con misiles en Paquistán, donde aviones no tripulados mantuvieron constantes bombardeos que causaron centenares de muertos según cifras extraoficiales.
En 2008, la frecuencia de estas acciones aumentó y en los últimos meses las fuerzas estadounidenses intensificaron su violencia contra el pueblo paquistaní a través de los también denominados drones. Sólo en ese año, más de 200 ataques causaron cerca de un millar de muertos.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unas mil 271 civiles murieron en Afganistán en el primer semestre del año 2010, esto a consecuencia de la violencia que se desató en esa nación centroasiática desde que fue ocupada por fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos desde octubre de 2001.
En este sentido, la misión de la ONU en Afganistán (Unama, por su sigla en inglés) publicó un informe el año pasado en el que se detalló que la cifra de civiles muertos representa un incremente de 21 por ciento respecto al primer semestre de 2009, cuando murieron mil 54 personas.
Del mismo modo, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC, por su sigla en inglés) afirmó que en los siete primeros meses del 2010 murieron mil 325 civiles, un aumento del 5,8 por ciento respecto a sus datos del mismo período de 2009.
Ante la magnitud de fallecimientos, Pakistán exigió a EE.UU. que cese el incremento de los bombardeos contra personas inocentes; sin embargo, la solicitud fue respondida con una negativa por parte del Gobierno de Barack Obama que continuó su ofensiva contra la nación asiática.
Pese al asesinato de Bin Laden, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, anunció que su país no acabaría con estas acciones y a su vez, fortaleció su seguridad alegando que la Red Al Qaeda podría tomar “venganza”.
La muerte de Osama Bin Laden, confirmada el pasado domingo, elevó a 56 por ciento la popularidad de Obama en su país, nueve puntos más de lo que contaba.
Contradicciones
El asesinato de Osama Bin Laden ha estado rodeado de muchas contradicciones que no han sido aclaradas por el Gobierno estadounidense y que según diversos medios internacionales han sembrado confusión a nivel mundial.
La interrogante que más ha causado incertidumbre es el asesinato en sí, que en un principio fue explicado por EE.UU. como una “consecuencia” de la resistencia de Bin Laden a su captura, y que posteriormente fue refutada con nuevas informaciones.
La primera declaración otorgada por los voceros de la Casa Blanca, el fundador de Al Qaeda estaba “armado” cuando fue encontrado.
No obstante, dos días después del fallecimiento, se confirmó que al momento de su detención, Bin Laden estaba desarmado e incluso, antes de atraparlo, los miembros de las fuerzas estadounidenses tuvieron tiempo para llevarse sus computadores, dos teléfonos móviles y hasta 500 euros que estaban en el edificio; por lo que muchos analistas creen que su asesinato no era del todo “necesario”.
Del mismo modo, su hija, Safia, precisó que al llegar los uniformados, el que hasta ahora era el mayor enemigo de la nación norteamericana “se rindió y obedeció, sin ninguna resistencia cuando le ordenaron que se tumbara al piso boca abajo”.
Pese a su postura al entregarse, Bin Laden fue abaleado en la cabeza en y en el pecho.
El líder de Al Qaeda, era el hombre más buscado a nivel internacional. Fue entrenado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) y aunque ahora es considerado terrorista, el ex presidente estadounidense, Ronald Reagan, llamaba al líder islamista y a sus seguidores “luchadores por la libertad”.
En un acto efectuado este jueves en Nueva York (noreste del país), donde Obama ofreció un discurso a los familiares del atentado a las Torres Gemelas del 2001, cuya autoría fue adjudicada, sin comprobación, a la red Al Qaeda; el gobernante volvió a mostrarse satisfecho por el asesinato de Bin Laden.
Del mismo modo, mientras depositó una ofrenda floral en la conocida como “Zona Cero”, Obama reiteró que el asesinato del líder era además “una prueba” de que los estadounidenses “no olvidan a sus víctimas”.
“Lo sucedido el domingo, gracias al coraje de nuestros militares y al trabajo extraordinario de nuestros servicios de inteligencia, envió un mensaje al mundo entero, pero también a casa: cuando decimos que no olvidaremos nunca, va en serio”, sentenció.
Con el argumento de la lucha contra el terrorismo y la persecución a Bin Laden, el Gobierno de EE.UU. comenzó desde el año 2001 un programa encubierto de ataques con misiles en Paquistán, donde aviones no tripulados mantuvieron constantes bombardeos que causaron centenares de muertos según cifras extraoficiales.
En 2008, la frecuencia de estas acciones aumentó y en los últimos meses las fuerzas estadounidenses intensificaron su violencia contra el pueblo paquistaní a través de los también denominados drones. Sólo en ese año, más de 200 ataques causaron cerca de un millar de muertos.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unas mil 271 civiles murieron en Afganistán en el primer semestre del año 2010, esto a consecuencia de la violencia que se desató en esa nación centroasiática desde que fue ocupada por fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos desde octubre de 2001.
En este sentido, la misión de la ONU en Afganistán (Unama, por su sigla en inglés) publicó un informe el año pasado en el que se detalló que la cifra de civiles muertos representa un incremente de 21 por ciento respecto al primer semestre de 2009, cuando murieron mil 54 personas.
Del mismo modo, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC, por su sigla en inglés) afirmó que en los siete primeros meses del 2010 murieron mil 325 civiles, un aumento del 5,8 por ciento respecto a sus datos del mismo período de 2009.
Ante la magnitud de fallecimientos, Pakistán exigió a EE.UU. que cese el incremento de los bombardeos contra personas inocentes; sin embargo, la solicitud fue respondida con una negativa por parte del Gobierno de Barack Obama que continuó su ofensiva contra la nación asiática.
Pese al asesinato de Bin Laden, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, anunció que su país no acabaría con estas acciones y a su vez, fortaleció su seguridad alegando que la Red Al Qaeda podría tomar “venganza”.
La muerte de Osama Bin Laden, confirmada el pasado domingo, elevó a 56 por ciento la popularidad de Obama en su país, nueve puntos más de lo que contaba.
Contradicciones
El asesinato de Osama Bin Laden ha estado rodeado de muchas contradicciones que no han sido aclaradas por el Gobierno estadounidense y que según diversos medios internacionales han sembrado confusión a nivel mundial.
La interrogante que más ha causado incertidumbre es el asesinato en sí, que en un principio fue explicado por EE.UU. como una “consecuencia” de la resistencia de Bin Laden a su captura, y que posteriormente fue refutada con nuevas informaciones.
La primera declaración otorgada por los voceros de la Casa Blanca, el fundador de Al Qaeda estaba “armado” cuando fue encontrado.
No obstante, dos días después del fallecimiento, se confirmó que al momento de su detención, Bin Laden estaba desarmado e incluso, antes de atraparlo, los miembros de las fuerzas estadounidenses tuvieron tiempo para llevarse sus computadores, dos teléfonos móviles y hasta 500 euros que estaban en el edificio; por lo que muchos analistas creen que su asesinato no era del todo “necesario”.
Del mismo modo, su hija, Safia, precisó que al llegar los uniformados, el que hasta ahora era el mayor enemigo de la nación norteamericana “se rindió y obedeció, sin ninguna resistencia cuando le ordenaron que se tumbara al piso boca abajo”.
Pese a su postura al entregarse, Bin Laden fue abaleado en la cabeza en y en el pecho.
El líder de Al Qaeda, era el hombre más buscado a nivel internacional. Fue entrenado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) y aunque ahora es considerado terrorista, el ex presidente estadounidense, Ronald Reagan, llamaba al líder islamista y a sus seguidores “luchadores por la libertad”.
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