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jueves, 31 de marzo de 2011

Antonio Gramsci y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras


Por: Omar Vazquez
31 marzo, 2011


En el marco de la lucha revolucionaria que se desarrolla en Venezuela, en algunas instituciones del Estado; así como, en empresas públicas y privadas se vienen organizando los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras. Espacios embrionarios del Poder Popular, que descansan en la necesidad de estimular el control obrero y popular de la economía y de la gestión pública.

Situación que tiene una vinculación con los aportes políticos y teóricos del militante comunista italiano: Antonio Gramsci. Gramsci en el marco del proceso de movilización y organización de los trabajadores industriales italianos en Consejos de Fabrica, ocurrido en la ciudad de Turín entre los años 1919-1920 y denominado el bienio rojo, identifica como fundamental al espacio laboral como escenario del proceso revolucionario; afirmando que:

“El proceso revolucionario se realiza en el campo de la producción, en la fabrica, donde las relaciones son de opresor a oprimido, de explotador a explotado, donde no hay libertad para el obrero ni existe democracia; el proceso revolucionario se realiza allí donde el obrero no es nadie y quiere convertirse en todo, allí donde el poder del propietario es ilimitado1”

Al mismo tiempo, que nos plantea que un escenario fundamental para el desarrollo del proceso revolucionario son los centros de trabajo, Gramsci considera que:

“el período actual es revolucionario precisamente porque comprobamos que la clase obrera tiende a crear, en todas las naciones, tiende con todas sus energías… a engendrar de su seno instituciones de tipo nuevo en el campo obrero, instituciones de base representativa, construidas según un esquema industrial; decimos que el período actual es revolucionario porque la clase obrera tiende con todas sus fuerzas, con toda su voluntad, a fundar su Estado”2

En este sentido, el proceso bolivariano necesita para su profundización revolucionaria, la construcción de instancias organizativas autónomas del pueblo trabajador; como los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras que permiten en términos orgánicos su participación y control de los procesos de planificación y decisión de los centros de trabajo privados y públicos. Permitiendo que el trabajador y la trabajadora se conviertan en sujetos colectivos que construyan su cotidianidad laboral, dejando de ser una simple mercancía que se alquila mediante un salario.

El mismo Gramsci, a pesar de los obstáculos colocados por la burguesía y los reformistas, caracteriza como logros de los Consejos de Fabrica turineses que:

“Aunque ni los industriales ni la burocracia sindical quisieron reconocer a los Consejos y sus comités, éstos consiguieron éxitos notables: echaron a los agentes y espías de los capitalistas, establecieron relaciones con los empleados y con los técnicos para obtener información financiera e industrial; por lo que hace a los asuntos de la empresa, concentraron en sus manos el poder disciplinario y mostraron a las masas desunidas y disgregadas lo que significa la gestión directa de los obreros en la industria”3

De esta manera, podemos observar una relación con la situación venezolana actual, cuando entendemos que los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, implican la transformación de las relaciones sociales de producción y la edificación de una representación cultural socialista; donde el pueblo trabajador no es observado como un receptor y ejecutor de ordenes emanadas de los gerentes de las empresas y de los altos jerarcas del Estado, sino como planificador, decisor, contralor y ejecutor de todas las actividades desarrolladas en sus centros de trabajo.

Sin embargo, la construcción de instancias como los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras genera una reacción de la burguesía y de algunos sectores que dirigen la institucionalidad administrativa y económica del actual Estado burgués. Negando las capacidades que tiene el pueblo trabajador para dirigir el nuevo Estado, afirmando que se desea eliminar los sindicatos, botando a los cuadros revolucionarios que inician los procesos de organización consejista, entre otras maniobras reaccionarias y contra-revolucionarias; que desarrollan para desmovilizar a la clase trabajadora y al pueblo, con la finalidad de evitar que podamos avanzar en la edificación del socialismo y combatiendo males como la ineficiencia y la corrupción.

En ese escenario de luchas en contra el empresariado y algunos altos burócratas del Estado, debemos seguir organizándonos y movilizándonos como pueblo trabajador; por nuestras reivindicaciones económicas y para lograr la construcción del Poder Popular, que nos permita dirigir y controlar la economía y la gestión pública.



Omar Vázquez.
Militante Comunista.


1 El Consejo de Fabrica, Antonio Gramsci. (1920). Publicado originalmente en El Orden Nuevo.

2 Idem.

3 El Movimiento Turines de los Consejos de Fabrica (Informe enviando a la Internacional Comunista). Antonio Gramsci. (1920). Publicado originalmente en El Orden Nuevo.

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