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sábado, 14 de agosto de 2010

A 30 años de la tragedia del Grupo "Madera", quedan la impunidad y el recuerdo (II)


14 de Agosto.- Mañana domingo se cumplirán 30 años de la tragedia del Grupo Folklórico y Experimental "Madera". Con tal motivo, publicamos el testimonio de Nelly Ramos, quien haciendo uso de los derechos que le asisten como cofundadora y doliente en primer grado de tres de las personas fallecidas en el accidente del 15 de agosto de 1980 ofrece el relato de lo vivido, y aclara detalles con nombre y apellido.
Parte II

Las responsabilidades.

Existiendo un responsable directo, tal como fue el Consejo Nacional de la Cultura (Conac), este nunca dio la cara, por el contrario, cuando se le exigió explicación, solo se limito a decir que más bien “el Madera estaba en deuda con el Conac porque le faltaba cumplir con la mayor parte de las funciones contratadas”.  La embarcación, era una nave construida en Brasil, compartida entre la Fundación del Niño y la Gobernación ambas de la región, mantenida por el Comando Fluvial de Puerto Ayacucho. Por su parte el Secretario General de la Asociación Profesional de Oficiales de la Marina Mercante Oscar Naranjo, se limito a señalar que lo ocurrido fue “producto de la escasez de controles que existe en el país sobre las embarcaciones que navegan nuestras costas”, agregando además, que “La Falka naufragó porque tenía vías de agua o perforaciones en el casco, lo que permitió que se inundara el fondo y la nave perdiera estabilidad hasta finalmente hundirse”.

La tripulación de la embarcación pertenecientes a la Marina de Guerra estuvo comandada por el maestro técnico de segunda Carlos Navas Espinola. La responsabilidad del mantenimiento estaba en manos del Comando Fluvial “Frank Rísquez Iribarren. Otros personas involucradas fueron los organizadores y promotores del Campamento Fluvial del Ministerio de la Juventud con Luis  Felipe Argotte como coordinador, Miguel Bastidas quien fungía de representante del Convenio Conac-Gobernación del estado y, el Capitán de Navío Noel Hernández y el Secretario General de Gobierno Víctor Méndez. Así mismo el uso de la embarcación es autorizada por Josefina Patiño de Barrios como Presidenta de la Fundación del Niño del Territorio Federal Amazonas. Por su parte el Ministro de la Juventud Charles Brewer Carias, quien al mismo tiempo participo en las labores de rescate, el día 20 de agosto se limitó a publicar un comunicado negando la relación de su despacho con la tragedia, señalando después en una entrevista que le fue realizada el día 18 de septiembre y haciendo alarde a su mejor gesto de compasión, que él pudo “observar aquellos cuerpos mutilados o medio comidos por los peces, hinchados por la acción de la descomposición”. 

Transcurrido exactamente un año, la Juez de Primera Instancia en el Territorio Federal Amazonas, doctora Celina Hernández, declaró terminada la averiguación con el dictamen de un fallo en el que “de conformidad a lo establecido en el ordinal 1° del artículo 206 del Código de Enjuiciamiento Criminal”,  declarando que “la causa del accidente sólo puede probarse pericialmente y la experticia correspondiente no pudo efectuarse por haber quedado los restos de la embarcación aprisionados en sitio que no permite su recuperación”. En definitiva, todo el mundo se lavó las manos ante la magnitud de un hecho donde hubo tantos responsables, y donde la impunidad fue la única respuesta.

En el año 2008, al cumplirse 28 años de la tragedia, a través de medios de comunicación impresa, conocimos de la acción emprendida  por el ciudadano Noel Márquez (hoy presidente de la Fundación Grupo Madera) a través de la cual se dirigió a la Fiscalía General de la República con el propósito –según sus palabras-  de “establecer las sanciones penales, civiles, administrativas contra los funcionarios que por acción y omisión incurrieron en la violación de las leyes y reglamentos causales de la tragedia del Orinoco”, así mismo recalco que “la lucha contra la impunidad y el olvido no está basada en el odio, retaliación y venganza, solamente en ánimos del profundo deseo de justicia, quiero decir medidas de protección y amparo para familiares de avanzada edad de quienes perdieron la vida en esos trágicos hechos” (Diario Vea, Sección Cultura, 15 de agosto de 2008)

Tal como se dice que el “crimen no paga” desde nuestros espacios, los directamente afectados nos gustaría conocer el desarrollo y resultados de la mencionada acción, si el caso es buscar justicia, no importa el tiempo que pase pero que se haga.

Continuará.

(*)Psicóloga. Cofundadora del Grupo Experimental Madera

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