Nueva York, agosto 15 - El presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, incrementó considerablemente las “guerras en la
sombra” contra terroristas en Asia y África, según publica hoy el diario
“The New York Times” en su edición online.
“Lo que comenzó como guerra secreta bajo el gobierno de (George W.) Bush, fue ampliado bajo el presidente Obama”, indicó el periódico. Prácticamente ninguno de los pasos nuevos, agresivos del gobierno de Estados Unidos fue admitido públicamente.
Concretamente, la Casa Blanca incrementó los ataques con aviones no tripulados en Pakistán, autorizó ataques contra miembros de Al Qaida en Somalia y dio luz verde para operaciones secretas desde Kenia. Junto con los aliados europeos fueron descubiertos grupos insurgentes en el norte de África, indicó el diario.
El Pentágono reunió además informaciones secretas sobre refugios de militantes extremistas en Pakistán con la ayuda de empresas privadas contratadas. En Yemen se puso en marcha una campaña militar que nunca fue confirmada oficialmente, añadió “The New York Times”.
El periódico cita a funcionarios del gobierno que señalan las ventajas de una guerra secreta contra Al Qaida y otros grupos militantes.
Las experiencias en Afganistán e Irak son desilusionantes para políticos y electores en cuanto a los costos. En lugar de un “martillo”, se apuesta ahora al “escalpelo”, dijo en mayo el asesor jefe de Obama para la guerra antiterrorista, John Brennan.
El nuevo rumbo del gobierno estadounidense convierte a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en algo cada vez más parecido a una organización paramilitar, indicó “The New York Times”.
Asimismo, el Departamento de Defensa se asemeja cada vez más a la CIA, porque el Pentágono tiene con más frecuencia misiones de espionaje, por ejemplo en Cercano Oriente, agregó.
“Lo que comenzó como guerra secreta bajo el gobierno de (George W.) Bush, fue ampliado bajo el presidente Obama”, indicó el periódico. Prácticamente ninguno de los pasos nuevos, agresivos del gobierno de Estados Unidos fue admitido públicamente.
Concretamente, la Casa Blanca incrementó los ataques con aviones no tripulados en Pakistán, autorizó ataques contra miembros de Al Qaida en Somalia y dio luz verde para operaciones secretas desde Kenia. Junto con los aliados europeos fueron descubiertos grupos insurgentes en el norte de África, indicó el diario.
El Pentágono reunió además informaciones secretas sobre refugios de militantes extremistas en Pakistán con la ayuda de empresas privadas contratadas. En Yemen se puso en marcha una campaña militar que nunca fue confirmada oficialmente, añadió “The New York Times”.
El periódico cita a funcionarios del gobierno que señalan las ventajas de una guerra secreta contra Al Qaida y otros grupos militantes.
Las experiencias en Afganistán e Irak son desilusionantes para políticos y electores en cuanto a los costos. En lugar de un “martillo”, se apuesta ahora al “escalpelo”, dijo en mayo el asesor jefe de Obama para la guerra antiterrorista, John Brennan.
El nuevo rumbo del gobierno estadounidense convierte a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en algo cada vez más parecido a una organización paramilitar, indicó “The New York Times”.
Asimismo, el Departamento de Defensa se asemeja cada vez más a la CIA, porque el Pentágono tiene con más frecuencia misiones de espionaje, por ejemplo en Cercano Oriente, agregó.
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