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sábado, 14 de agosto de 2010

"La relación de EE.UU. con el gobierno de Santos producirá resultados positivos": Brownfield

Por María del Pilar Camargo, periodista de Semana.com

ENTREVISTA: Al despedir el país, el embajador de Estados Unidos habló de los retos que tendrá su sucesor, Michael Mckinley, y de cómo serán las relaciones colombo-estadounidenses en la era Santos.
Jueves 12 Agosto 2010


William Brownfield se irá del país este 15 de agosto. Probablemente regresará a un cargo diplomático en Washington. Antes de su partida habló para Semana.com sobre los logros de su gestión diplomática, su percepción de la relación entre Estados Unidos y Colombia, y los retos que deberá sortear su sucesor, Michael Mckinley, en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
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Estas fueron las respuestas que dio a cuestionario enviado por correo electrónico:

Semana.com: ¿Cuáles fueron sus expectativas cuando llegó a Colombia en el 2007? ¿Se cumplieron?

William Brownfield: La percepción que traía era la misma que tenía gran parte del mundo exterior, una imagen de Colombia de los años 80 y 90 con muchos problemas. En los últimos tres años he descubierto que Colombia ha hecho un progreso enorme e innegable frente a las crisis de esos años. Recordemos que antes de empezar nuestra cooperación bajo el Plan Colombia, se hablaba de un país que enfrentaba tres grandes crisis: la económica, la de la droga ilícita y la de seguridad. Incluso se alcanzó a hablar de ‘Estado fallido’ en los 90. Hoy nadie en el mundo se refiere a Colombia en esos términos. Actualmente, Colombia es un país en control de su futuro, un país que puede decidir cuál modelo quiere seguir y qué políticas y estrategias quiere instrumentar. Así es como el ciudadano colombiano del 2010 se muestra más optimista de lo que fue su padre hace 20 años, quizá porque ve las oportunidades con mayor claridad”.

Semana.com: Con el cambio de administración, del Presidente George Walker Bush al Presidente Barack Obama, ¿cree que hubo cambios sustanciales en la relación con Colombia? ¿Cuáles?

W.B.: Colombia y Estados Unidos tienen una relación muy fuerte desde hace muchos años. Esa excelente relación de cooperación entre nuestras dos naciones ha continuado –y tengo plena confianza que continuará– ampliándose y profundizándose, independientemente del gobernante de turno, tanto en Estados Unidos como en Colombia.

Un ejemplo de esa alianza lo constituye el Plan Colombia, que está celebrando su décimo aniversario este año y cuyos resultados positivos son evidentes.

Semana.com: ¿Cómo ve el estado actual de las relaciones de ambos países?
W.B.: Las relaciones son excelentes. Me gusta pensar que el Plan Colombia, que fue concebido con base en los intereses mutuos de ambos países para ofrecer mejor seguridad, justicia y prosperidad a nuestros pueblos, contribuyó algo a estos logros. Colombia cuenta hoy con una fuerza pública más profesional. El Estado colombiano tiene hoy una muy buena capacidad institucional y financiera para atraer grandes cantidades de inversión y comercio. Hay una creciente inversión en el desarrollo económico y social, una mejor protección de los derechos humanos y una mayor igualdad racial y étnica. El orden público ha mejorado, así como la administración de la justicia en aquellas partes del país que se han visto más afectadas por el conflicto. De la misma manera, hay una creciente inversión estatal para proteger el medio ambiente, preservar la biodiversidad y expandir uno de los sistemas de parques nacionales más grandiosos de todo el mundo.

Semana.com: ¿Cuáles son los retos que deberá sortear el siguiente embajador?

W.B.: El futuro de Colombia lo decide el pueblo colombiano. Pero podemos apoyar. Nuestra tarea compartida entre Colombia y Estados Unidos continúa, y aún nos quedan importantes retos por enfrentar. Debemos ofrecer esperanza y un futuro positivo a las comunidades más vulnerables y marginadas, como son los desplazados, los afrocolombianos, las comunidades indígenas, las mujeres, los jóvenes en riesgo y las víctimas de las minas antipersona.

Igualmente, debemos deliberar sobre estrategias y programas relacionados con la reintegración social y laboral de los desmovilizados, una tarea que no sólo interesa a los gobiernos de Colombia y Estados Unidos. La comunidad internacional y la sociedad civil también juegan un papel importante.

Semana.com: ¿Cree que la llegada de Juan Manuel Santos a la Casa de Nariño y del nuevo embajador Michael McKinley a Colombia cambian en algo la relación entre estos dos países?

W.B.: El embajador McKinley es amigo mío desde hace 25 años, y soy gran admirador del presidente Santos desde mi llegada hace tres años. Colombia ha logrado grandes avances en la última década y queremos respaldar esos logros. Colaboraremos con el Presidente para seguir profundizando nuestra alianza y alcanzando nuestros objetivos comunes para el beneficio de nuestros pueblos. Con el Presidente Santos ya hemos trabajado en muchos proyectos conjuntos de Colombia y Estados Unidos. Él conoce muy bien a Estados Unidos. Estoy seguro de que las relaciones bilaterales producirán resultados muy positivos durante su Gobierno.

¿Quién es Brownfield?

William Brownfield nació en Texas. Se graduó en la Universidad de Cornell (1974) y de la Universidad Nacional de Guerra (1993). También cursó estudios en la Escuela de Leyes de la Universidad de Texas (1978).

Es un diplomático de carrera del Servicio Exterior de Estados Unidos, donde ha trabajado cerca de 30 años. Está casado con Kristie Kenney, quien, según Brownfield, fue designada por Barack Obama como la próxima embajadora de Estados Unidos en Tailandia.

Su primera misión en el Servicio Exterior fue en 1979, cuando estuvo en Maracaibo, Venezuela. Se desempeñó como Tercer Secretario y Agregado Laboral de Asuntos Políticos en San Salvador (1981-1983) y Primer Secretario de Asuntos Políticos en Buenos Aires (1986-1989). De manera temporal trabajó como asesor político para el Comandante en Jefe del Comando Sur en Panamá, en la época en que fue derrocado el general Noriega y este país afrontaba una de las peores crisis.

En Chile también fue embajador. Sectores de izquierda cuestionan al diplomático por lo que consideran fue su participación en la campaña armamentista del país austral. En 2002 –durante el paso de Brownfield por esa nación–, Chile se convirtió en el país de América Latina que más gastaba en defensa y seguridad. Sin embargo, en su estada en Venezuela (2004-2007) mantuvo una posición crítica ante la compra de armas de Hugo Chávez.

En el 2007, cuando se acreditó como embajador en Colombia, Brownfield tenía claridad sobre la política exterior de Estados Unidos hacia Colombia. Como subsecretario Adjunto de Estado para la Oficina para Asuntos Hemisféricos Occidentales (1999-2002) ayudó en la instrumentación del primer Plan Colombia.

Su gestión como Principal Subsecretario Adjunto de Estado para Asuntos Internacionales contra Narcóticos y para la Aplicación de la Ley (1998-1999) lo acredita como conocedor de la lucha antidrogas.

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