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viernes, 17 de junio de 2011

Según la oposición, Chavistas en la AN no quieren que Chávez regrese


La obsecuente mayoría de la Asamblea Nacional se ha mostrado tan complacida con la ausencia de Hugo Chávez que pareciera desear que el convaleciente no regrese. Una vez más, el remedo de Parlamento ha sido escenario de los exabruptos y arrastramientos de los chavistas para justificar la conducta de su jefe.
No vale la pena comentar puntualmente lo allí dicho, pero todo puede resumirse en una frase: donde esté Chávez, está la sede del Poder Nacional. Esa es la tesis más socorrida por sus alabarderos. De manera que si el primer comediante decide quedarse en La Habana (o donde esté, porque el secretismo se ha impuesto), pues que se quede hasta que lo decida o lo decida la junta médica cubana, con Fidel Castro a la cabeza. (Ya oímos de los propios labios de Chávez cómo fue el hermano mayor de la dupla dictatorial quien diagnosticó la enfermedad -“el mejor observador del mundo”, dijo- y ordenó la operación).

En diciembre de 1908 otro gobernante venezolano, que llevaba el apellido Castro también, decidió ir a operarse en Alemania. Nunca regresó a la patria. Estuvo vagando por este mundo hasta 1924, siempre bajo la mirada de los agentes que pagaba su compadre y sucesor Juan Vicente Gómez. Dieciséis largos años fuera del poder, al que creyó llegar para siempre, estuvo don Cipriano hasta que la parca decidió visitarlo en Puerto Rico.

En los asuntos del poder de nada sirven los deseos y los buenos augurios de los potenciales traidores. Más le vale al dueño del circo regresar a su puesto antes de que los enanos se alboroten y no se lo permitan.

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