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jueves, 19 de julio de 2018

LA OPOSICIÓN Y EL DESCONOCIMIENTO DE LAS REGLAS DEL JUEGO DEMOCRÁTICO


Por: Harrys Velásquez / @HarrysVelásquez

El Pacto de Punto Fijo significó el establecimiento de unas nuevas reglas de juego que se dieron los partidos políticos venezolanos, después de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958.

Acción Democrática (AD), el partido Social Cristiano Copei y Unión Republicana Democrática (URD), con la exclusión del Partido Comunista de Venezuela (PCV), suscribieron un acuerdo para asegurar un entendimiento mínimo entre los partidos políticos, que garantizaría el funcionamiento del sistema y evitaría así un enfrentamiento dentro de las relaciones antagónicas que les caracterizaban y que fueron una de las causas que llevaron al poder a la dictadura de Pérez Jiménez.

Los términos de “las reglas de juego” reconocían en primer lugar la existencia de diversos partidos políticos -con la excepción del PCV- y que las diferencias pudieran ser canalizadas dentro de las normas de convivencia, de modo que no se consideraran enemigos existenciales sino que más bien se asegurara el respeto mutuo y la cooperación. Esto implicaba la despersonalización del debate político y la erradicación de la violencia entre los miembros de los partidos.

En segundo lugar, se reconocía que por encima de las diferencias entre los distintos partidos existían intereses comunes que todos debían defender y que estaban expresados en un programa mínimo de gobierno, lo cual no excluía el derecho particular de cada una de las organizaciones políticas a defender otros puntos no suscritos en el programa. No obstante, la discusión pública de los puntos no comunes debía mantenerse dentro de los límites de la tolerancia y el respeto entre los partidos. 

Tercero, como todos los partidos aceptaron y se comprometieron a respetar las reglas del juego, todos los votos emitidos a favor de las diferentes candidaturas serían consideradas como votos unitarios y una afirmación de los electores a favor del régimen constitucional y de la consolidación del Estado de Derecho.

Por último, todos los partidos convinieron en evitar una oposición sistemática que debilitara la democracia recién instaurada. Además, todas las organizaciones políticas estaban obligadas a actuar en defensa de las autoridades constitucionales en caso de existir una amenaza real de golpe de Estado.

La llegada del Comandante Hugo Chávez al poder en el año 1998 -aun cuando el 4 de febrero del año 1992 había encabezado una rebelión militar contra el sistema bipartidista del Pacto de Punto Fijo-, se produjo respetando las reglas del juego establecidas por los gobiernos de la 4ta. República, ya que su movimiento militar previo no cristalizó y en definitiva asumió la vía electoral, popular y todas las normas establecidas por la Constitución de 1961 para ganar la presidencia de la República de Venezuela.  

Los partidos políticos del Pacto de Punto Fijo y sus derivados, además de las organizaciones sociales como la Iglesia Católica, Fedecámaras, la CTV, entre otros, apoyados por los medios de comunicación social, una vez desplazados del poder que habían usufructuado durante 40 años se dieron a la tarea de sumar esfuerzos para iniciar una ola de conspiraciones que terminó derrocando en año 2002 –aunque solo por 48 horas- al gobierno legítimamente constituido del Comandante Chávez.

Pudiera decirse que los partidos del Pacto de Punto Fijo habían actuado en consecuencia a los acuerdos suscritos frente a un enemigo que los desplazó del poder político. Sin embargo, su actuación compromete las reglas del juego democrático que habían jurado preservar, ya que el Comandante Chávez no dio un golpe de Estado y no utilizó la violencia para llegar al poder, en todo caso de lo único que se le puede acusar es de haber utilizado los motes de frijolito o escuálidos para referirse a sus adversarios políticos.

Las elecciones del año 2013 que dieron como resultados la elección de Nicolás Maduro como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, tuvieron el mismo matiz desestabilizador y de desconocimiento de las reglas de juego democrático por parte de los viejos partidos políticos del Pacto de Punto Fijo: AD y Copei, así como también de los nuevos partidos que se derivaron de estos: Primero Justicia (PJ), Un Nuevo Tiempo (UNT), Voluntad Popular (VP), entre otros partidos de menor repercusión en el sistema democrático del país.

El candidato presidencial de la oposición, Henrique Capriles, llamó a sus seguidores a desconocer los resultados de las elecciones presidenciales, iniciándose una intensa ola de protestas violentas -auspiciados por la embajada de los Estados Unidos en Caracas- en algunos municipios del país controlados por la oposición, que produjeron inmensas pérdidas materiales y de vidas humanas.

En el año 2014 correspondió el turno para desestabilización al líder del fundamentalista partido Voluntad Popular, Leopoldo López, quien bajo el lema “La Salida” convocó a la oposición venezolana a presionar en las calles del país hasta lograr derrocamiento del gobierno constitucional de Nicolás Maduro, también produciéndose incalculables pérdidas materiales y cientos de heridos y decenas de fallecidos por la violencia política.

En el año 2017 la oposición venezolana volvió a promover la violencia política como vía para deslegitimar al gobierno. Las llamadas “guarimbas” fueron protagonistas de las protestas enmascaradas de pacíficas, pero que en realidad enlutaron miles de hogares venezolanos. Estas tuvieron su fin cuando el Presidente Nicolás Maduro inició una serie de acciones políticas con el fin de lograr la pacificación del país, tales como: convocar la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, las elecciones regionales de gobernadores y alcaldes, así como el adelanto de las elecciones presidenciales previstas para finales del año 2018.

Asimismo, convocó la instalación de una Mesa de Diálogo Nacional con todos los sectores de la oposición venezolana, y aun cuando estos factores políticos disidentes del gobierno nacional habían aceptado participar en las negociaciones para llegar a un entendimiento y a la paz nacional, recibieron órdenes del imperialismo estadounidense para que desconociera los acuerdos alcanzados con el gobierno.

Es así como los principales dirigentes de la oposición, a pesar de ufanarse de ser “civilizados”, demócratas, sabiondos de la política, con la llegada de la revolución bolivariana han desconocido continuamente las reglas del juego democrático e incluso en la actualidad piden a gritos ayuda internacional para la intervención militar de su propio país.            

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