Este
domingo 20 de mayo, contra viento y marea, se llevaron a cabo las comicios
presidenciales previstos para finales del año 2018, pero que fueron adelantados
a petición de la oposición venezolana en acuerdo con el Gobierno Nacional,
luego de las intensas jornadas de diálogo entre las partes en República
Dominicana, con el objetivo de lograr un mínimo de gobernabilidad política,
pacificación del país luego de las protestas violentas de la oposición durante
los meses de abril, mayo, junio y julio del año 2017 y tratar de controlar los
altísimos niveles inflacionarios inducidos por los grupos empresariales,
nacionales e internacionales, para afectar la cotidianidad de los venezolanos y
así desestabilizar la gobernabilidad del Presidente Nicolás Maduro.
Los
resultados no fueron los esperados para ninguna de las partes en la contienda,
y aun cuando haya habido un aceptable nivel de participación electoral del
46,02% en comparación con otros países y democracias de la región, todos los
candidatos se vieron afectados por los niveles de abstención que alcanzaron el
53,98% de los venezolanos que decidieron no participar.
Para
el chavismo, a pesar de que el Presidente Maduro haya sido reelecto con 6.190.612
votos que representan el 67,8% del total del los electores que participaron,
según el 98,78% de las actas escrutadas. Sin embargo, en comparación a los 7.587.579
de electores que sufragaron por el mismo Mandatario en las elecciones del año
2013, significa una reducción de 1.396.967 de votantes en los cinco años de su
gestión, obviamente afectados por la difícil situación económica del país.
Para
atenuar esta diferencia de electores que decidieron no participar en esta oportunidad,
los líderes del chavismo pueden argumentar que otros mandatarios que adversan a
la Revolución Bolivariana han sido electos con menos porcentajes que el
Presidente venezolano y no por eso han sido declarados gobiernos ilegítimos,
por ejemplo: Donald Trump resultó electo con el 27,1% de los votos, Mariano
Rajoy con el 21,6%, Enrique Peña Nieto con el 24,1%, Juan Manuel Santos con el
23,7%, entre otros. No obstante, estos argumentos no resuelven los problemas de
la vida cotidiana de los venezolanos, sobre todo la afectación económica y
social, y que el nuevo gobierno del Presidente Maduro debe resolver para lograr
mantener y aumentar los niveles de apoyo de los venezolanos.
En
este contexto, el primer discurso del Presidente Maduro minutos después de
haberse sabido los resultados de las elecciones en boca de la presidenta del
CNE, Tibisay Lucena, ratificó lo que ya había dicho durante la campaña
electoral al llamar al diálogo nacional y al reencuentro con todos los sectores
políticos, sociales, culturales, empresariales del país, hizo un llamado a la
reconciliación nacional y dejar atrás las peleas estériles que no aportan nada
para la paz nacional.
También
volvió a reconocer la necesidad impostergable de implantar un nuevo modelo de
desarrollo económico, que debe ser afianzado ampliamente con la participación y
el trabajo de todos los sectores productivos, de la clase media, de los
empresarios, de los agricultores, de los transportistas, etc. Dijo creer en una
nueva etapa para Venezuela, en nuevo comienzo, en la paz como la base para la
convivencia nacional, para llegar a acuerdos y poder avanzar todos juntos hacia
un destino superior y de superación definitiva de los problemas derivados de la
guerra económica.
Para
nosotros lo más importante del resultado electoral es que la Revolución
Bolivariana sigue manteniendo el poder político y que este no cayó en manos de
la oposición entreguista que pactó con los poderes económicos de la derecha imperial,
la entrega de los recursos estratégicos de los venezolanos a cambio de su apoyo
para poder gobernar el país.
En
cuanto a la reacción de los opositores hubo una marcada diferencia entre los
candidatos que adversan al Gobierno del Presidente Maduro. Mientras que Henri Falcón
finalmente sucumbió a las presiones que desde Washington y sus lacayos
nacionales profirieron para que desconociera los resultados de las elecciones y
deslegitimara la transparencia del ente comicial, por otra parte Javier
Bertucci reconoció los resultados ante la avasallante diferencia sacada por el
candidato de la Patria Nicolás Maduro.
Indudablemente
que el gran derrotado de la contienda electoral fue Henri Falcón, a quién el
pueblo venezolano despreció en su propuesta entreguista de dolarizar la
economía nacional y obedecer los dictámenes de los organismos financieros
internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial,
para gobernar el país. Tampoco logró convencer a la oposición reaccionaria y
abstencionista, y aun cuando hoy adopta su discurso sobre la supuesta falta de
garantía electorales y llama a una nueva elección para el último trimestre del
año, esta vez exigiendo que no haya los puntos rojos y que no se permita el
voto asistido, sin embargo lo que ha logrado a través de las redes sociales son
manifestaciones del más grande repudio visceral que se haya visto en contra de
cualquier otro líder de la oposición.
El
otro candidato, Javier Bertucci, aunque sostiene la misma tesis que Falcón
sobre el supuesto ventajismo electoral del candidato-Presidente por la
utilización de los puntos rojos y del voto asistido, también muestra rasgos de
un verdadero liderazgo y ganas de mantenerse en la diatriba política en buena
lid, tras admitir que la diferencia de los votos obtenidos por Maduro no pueden
ser rebatidos con la presencia de los puntos rojos que habían consentido que
estuvieran en las inmediaciones de los centros de votación en el acuerdo previo
firmado por los candidatos y que además su presencia en los límites no
permitidos en el acuerdo no eran suficientes para impugnar la elección.
Ahora
bien, visto que los resultados fueron desfavorables tanto para la oposición que
si participó en la contienda electoral, como para la oposición abstencionista
teledirigida desde Washington ¿se puede esperar que acepten la derrota de
manera impasible y un nuevo Gobierno de Maduro durante los próximos 6 años?
No
lo creemos, seguramente se reactivarán nuevos planes violentos contra la
gobernabilidad del país, nuevos sabotajes a la economía nacional y nuevos calentamientos
de oreja a los oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que
ejecuten planes golpistas contra el Gobierno Nacional. Ante esto, debemos estar
alerta y mantener el apoyo al Presidente en defensa de la soberanía y del
Estado-nación.
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