18/12/11.- Sí, sí, regio suegro del atlético
Urdanga; divino monarca enviado por el Espíritu Santo a este bendito
país para velar por la democracia, la felicidad, la salud y el bienestar
de sus sufridos ciudadanos; rey sin par
que crees provenir del testículo derecho del emperador Carlomagno
cuando en realidad lo haces de la pérfida bocamanga del genocida
Franco.
Sí, tú, último representante en España de la banda de borrachos,
puteros, idiotas, descerebrados, cabrones, ninfómanas, vagos y
maleantes que a lo largo de los siglos han conformado la foránea
estirpe real borbónica culpable del atraso, la ignorancia, la
degradación, la pobreza, el odio y la miseria generalizada de
centenares de generaciones de españoles; presunto (estamos en un Estado
de derecho aunque no lo parezca) malversador de fondos públicos para
pagar francachelas sexuales; corrupto máximo en un país donde,
desgraciadamente, la corrupción se mama desde la cuna; impune muñidor
de una descomunal fortuna personal que nadie en este país sabe de donde
ha salido; vil autogolpista castrense en aquél recordado 23-F que
organizaste in extremis para salvaguardar tu detestable corona
franquista; fratricida confeso (o presunto asesino) en tu juventud; reo
de un delito de alta traición a la nación española al pactar en 1975
con el Departamento de Estado norteamericano, ostentando interinamente
la Jefatura del Estado español por enfermedad del dictador Franco, la
entrega vergonzante a Marruecos de la totalidad de la antigua provincia
española del Sahara Occidental (territorio bajo administración
española, según la ONU) en evitación egoísta de una guerra con ese país
que hubiera puesto en peligro tu tambaleante corona; corresponsable,
en consecuencia, del espantoso genocidio posterior (más de tres mil
víctimas) cometido por el rey alauí, Hassan II, para dominar el inmenso
territorio abandonado por España… tú que mandas callar a voz en grito a
jefes de Estado extranjeros.
¿Por qué callas ahora? ¿Por qué no hablas, y cuanto antes, a los
españoles? Primero ¡faltaría más! de las andanzas presuntamente
delictivas (los jueces hablarán próximamente) de tu deportivo yerno,
ese caradura integral que se ha valido de su matrimonio (con el,
seguramente, también delictivo consenso de su gentil esposa) y de la
impunidad casi absoluta de que ha gozado hasta ahora la llamada familia
real española, para apropiarse de millones de euros del erario
público. Con la gentil colaboración de políticos y altos cargos de las
derrochadoras y detestables administraciones públicas de este país
(central y autonómicas).
Y en segundo lugar, supremo líder de la ya amortizada monarquía
franquista del 18 de julio, y ya va siendo hora, háblanos de todas las
irregularidades y presuntos delitos cometidos por tu regia persona,
algunos de los cuales acabo de señalar y que este humilde mortal (o
plebeyo, como quieras) ha denunciado repetidas veces en los últimos
años ante las Cortes Españolas, única institución que puede entender de
los mismos en base a la absoluta impunidad constitucional de la que
gozas gracias a tu amado generalísimo, el tercer dictador más
sanguinario de la historia europea después de Hitler y Stalin.
Presuntos delitos de los que más tarde o más temprano tendrás que
responder ante el pueblo español y que, no te quepa la menor duda,
ocuparán algún día páginas y páginas en la triste historia de este país
de la modélica transición y gaitas parecidas.
Porque, amigo monarca, ya conoces los populares dichos: “A todo cerdo
le llega su San Martín” y “El tiempo coloca a cada uno en su lugar”. Y
a ti, y a toda tu familia y parentela más o menos cercana de
enchufados, vagos y maleantes de toda laya, parece ser que está a punto
de llegaros esa suculenta y tradicional onomástica de ancestral raíz
gastronómica a la vez que el justiciero “devenir temporal de la
historia” os arrincona sádicamente contra vuestro propio latrocinio y
contra vuestra y escandalosa corrupción; decidido a bajaros a todos a
las negras profundidades del infierno político y social.
El largo tiempo del vino (Vega Sicilia, naturalmente) y las rosas de
palacios y lujosas residencias veraniegas (más de siete lustros),
gastándoos a espuertas el escaso dinero de los amados y tontorrones
súbditos, toca a su fin. Y todos, absolutamente todos los componentes
de esa tu despreciable familia real, tendréis que comparecer algún día
ante la justicia; unos, como el atlético y descerebrado deportista de
elite que creyó que le había tocado la bonoloto cuando la infantita de
marras le eligió como dulce esposo de su particular cuento de hadas,
muy pronto, porque las pruebas son irrefutables y porque, aunque torpe y
lenta, la bella diosa ciega celtibérica de la balanza de oro, no podrá
esta vez mirar para otro lado y tendrá que castigar como se merece
tanto derroche, tanto latrocinio y tanta vagancia familiar e
institucional; otros, como las infantitas borbónicas casadas o
separadas temporalmente de sus parejas, que se dejan querer cobrando
espectaculares sueldos millonarios de grandes empresas españolas y
multinacionales y que, con tribunales o sin ellos, pronto tendrán que
renunciar a tanta bicoca; y tú, todavía rey franquista de todos los
españoles, aún protegido como estás por la larga mano del dictador y
por la nefasta herencia constitucional de unos cuantos pelotas de
intramuros del régimen (padres de la patria, qué risa) que parieron una
Carta Magna a tu medida haciéndote divino e inviolable… no te confíes
demasiado que el horno no está para bollos y muy pronto pintarán bastos
en las calles y avenidas de muchas ciudades españolas.
¡Deja ya de hacerte el muerto! ¡Deja ya de emplear medios del Estado
(aviones militares y demás) para acudir a grandes premios de Fórmula I
o torneos internacionales de tenis a la par que eludes con total
desvergüenza las escasas y ridículas obligaciones de tu medieval
cargo…y habla! Cuéntanos a los españoles si conocías o no las
presuntamente delictivas andanzas de tu todavía yerno, el Urdanga ése, y
por qué te hiciste el sueco si, como es de cajón, las conocías. Y,
también, nos pones al corriente de a cuanto asciende a día de hoy tu
amañada fortunita, de como se desarrollaron (sin entrar en detalles
morbosos, desde luego) tus pícaras alegrías amatorias con cargo a los
fondos reservados del Estado español, de como transcurrió el tortuoso
día (23-F del 81) en el que salvaste a todos los españoles… y de todas
las demás guarrerías personales y familiares cometidas en tu ya largo
reinado. Así los españoles nos iremos enterando de todo ello sin tener
que acudir a Internet y los jueces y los diputados electos del Partido
Popular del hoy “muy asustado y mudo Rajoy” podrán ir tomando nota.
Para cuando haga falta, naturalmente…
(De Kaosenlared)
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