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viernes, 28 de octubre de 2011

IESA reconoce que oposición debe considerar problemas sociales, pero de ser así volvería el FMI y si programa de Ajustes Estructurales

Años de mal manejo económico bajo el presidente Hugo Chávez auguran un difícil inicio para un eventual gobierno de la oposición, que deberá lidiar con un aparato productivo en ruinas, agudos problemas de desabastecimiento, una producción petrolera en declive y una de las mayores tasas de inflación del mundo.

También deberá encarar un elevado desempleo, serios déficits eléctricos y la aversión de los inversores a colocar sus fondos en Venezuela. Pero el nuevo gobierno –de ganar las elecciones presidenciales del próximo año– tendría una exitosa gestión económica, vaticinaron expertos que señalaron que para ello sólo hay dos condiciones: una, que los precios del petróleo no caigan; y dos, el retorno de la sensatez a las políticas de Estado.

“El ministro de Economía del próximo gobierno va a ser una estrella”, aseguró Alejandro Grisanti, principal economista para América Latina de Barclays Capital, en un foro realizado recientemente por el Centro de Políticas Hemisféricas de la Universidad de Miami.

“No porque obtuviese grandes logros, sino porque va a sustituir a un ministro de Finanzas [Jorge Giordani] que ha tenido una capacidad de destrucción que ha sido sumamente dañina para el país […]. En Venezuela, un nuevo gobierno, sea cual fuese su tinte, va a tener un gran activo a su favor: la inmensa ineficiencia del gobierno actual”, añadió Grisanti.

Esa ineficiencia se debe en parte a las erráticas e incoherentes políticas económicas adoptadas por el gobierno venezolano con un manejo inconsistente de la política fiscal adoptada por Giordani.

Pero el mayor daño ha sido provocado por la inflexible política cambiaria vigente en el país, que ha generado una “apreciación brutal” de la moneda venezolana, explicó José Manuel Puente, profesor y coordinador del Centro de Política Pública del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), en Caracas.

“Esa apreciación del tipo de cambio ha agudizado todo lo peor del modelo rentista”, sostuvo Puente. “Ha destruido gran parte de la capacidad industrial del país y ha hecho que la producción manufacturera sea la más baja en la historia económica venezolana de los últimos 30 años”.

La elevada sobrevaloración del bolívar ha disparado los costos del empresario venezolano hasta el extremo de que simplemente no puede competir con los productos provenientes de otros países, situación que puede verse en el auge de importaciones que el país ha registrado en los últimos años.

En el 2008, las importaciones en Venezuela sumaron cerca de $38,000 millones, más de cuatro veces los niveles registrados en el 2003. Para este año, las importaciones podrían alcanzar cerca de $44,000 millones y $50,000 millones el próximo año.

Las exportaciones no petroleras también han estado disminuyendo, pasando de cerca de $7,500 millones registrados en el 2005 y el 2006 a los $3,432 millones previstos para este año.

Simultáneamente, los empresarios venezolanos se ven obligados a operar bajo un marco legal sumamente restrictivo.

“Venezuela tiene una economía hiperrregulada, con controles de precio, controles de cambio, controles de tasa de interés, controles sobre el mercado laboral, controles y más controles”, comentó Puente. “Es un ambiente que genera terribles distorsiones sobre el aparato productivo y sobre las decisiones de inversión”.

Y lo que es peor, los empresarios venezolanos viven constantemente bajo riesgo de perder sus activos bajo la mano de un gobierno que ha ejecutado más de 300 expropiaciones en los últimos tres años, brindando razones aún mayores para dejar de invertir en Venezuela.

El gradual deterioro de las condiciones de negocio ha acentuado la dependencia de Venezuela en la renta petrolera, pero incluso allí la gestión del gobierno ha sido muy nociva, dijo Francisco Monaldi, director del Centro Internacional sobre Energía y Ambiente del IESA.

“La industria petrolera hoy en día tiene problemas significativos”, comentó Monaldi. “En primer lugar la producción ha decayendo. Con respecto al pico del año 1997, Venezuela produce un millón de barriles menos. Esto fundamentalmente por falta inversión, hay otras razones, pero la falta inversión es la fundamental”.

Monaldi dijo que no realizar las inversiones necesarias para mantener su ritmo de producción es altamente cuestionable de una empresa que factura cerca de $85,000 millones por las exportaciones de sus productos, $65,000 millones de los cuales son ganancias.

La negligencia del gobierno es aún mayor si se considera las gigantescas deudas contraídas por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), cuya deuda se ha multiplicado por 10 en los últimos cinco años, pasando de $3,000 a casi $30,000 millones.

“Lo más trágico es que eso no ha significado mayor inversión en exploración y producción. Ellos dicen que ha habido inversiones, pero estas han sido en empresas como [la importadora de alimentos] PDVAL, en cosas que no son parte del negocio”, añadió.

Por suerte, la mayoría de los expertos vaticinan que los precios del petróleo se mantendrán altos en un futuro inmediato, lo cual daría espacio para maniobrar a un posible gobierno de la oposición.

Esa corriente de ingresos garantizaría que Venezuela no tendría que incurrir automáticamente en un duro programa de ajustes económicos como el que se vio obligado a lanzar en 1989 provocando un estallido social y una posterior etapa de inestabilidad política.

“No tendría que pasar a implementar medidas de shock para poder levantar la economía”, comentó Grisanti. “Incluso si el actual gobierno agota todos los recursos del Estado, las reservas internacionales, y raspe la olla para la campaña, [el gobierno de la oposición] va a contar con un flujo de ingresos de $85,000 millones que va a poder permitir hacer muchas cosas”.

Ese volumen de ingresos sería suficiente para poder compensar el impacto económico de un necesario ajuste en el tipo de cambio, el cual los economistas señalan que vendría en el 2013, incluso si Chávez se mantiene en el poder.

Otra de las tareas apremiantes incluye un aumento en los niveles de producción de petróleo del país, el cual requeriría de nuevas inversiones en el sector y quizás de negociaciones dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para conseguir una nueva cuota de producción que refleje las niveles de reservas probadas.

A su vez, la adopción de políticas monetarias y económicas sensatas estimularía el ingreso de una fuerte cantidades de inversiones que se han mantenidas alejadas del país debido a los grandes riesgos generados por Chávez.

Pero el nuevo gobierno no puede descuidar los grandes problemas de inequidad social que condujeron al ascenso de Chávez en la política venezolana, y que no fueron resueltos por éste pese a que administró entre $600,000 millones y $900,000 millones durante sus 12 años de gobierno.

“El enemigo a vencer no es un líder, no es un proyecto político, el enemigo a vencer es la pobreza, la informalidad y la inequidad”, sostuvo Puente, quien añadió que la pobreza ha generado dos Venezuelas, que están de espalda la una a la otra sin querer voltear la cara para mirarse.

“Es importantísimo entender a esos países, y ver cómo podemos generar puentes para poder conectar a las dos Venezuelas, y poder avanzar juntos. Porque ese nivel de polarización y de confrontación hace prácticamente inviable el proyecto político y el proyecto económico que nosotros queramos desarrollar”, expresó.


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