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sábado, 27 de agosto de 2011

Hace 206 años Bolívar hace el juramento del Monte Sacro

En 1805 por los senderos accidentados de "una Italia que todavía no es Italia". Con tan solo 21 años y acompañado de su maestro Simón Rodríguez, bajo las ruinas de Roma en el Monte Sacro, el mismo sitio donde "el pueblo romano luchó por suprimir la esclavitud por sus deudas". Simón de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios anuncia su profecía:


"Conque éste es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas sus miserias su cuna. Octavio se disfraza con elmanto de la piedad pública para ocultar la suspicacia de su caracter y sus arrebatos sanguinarios; Bruto clava el puñal en el corazón de su protector para reemplazar la tiranía de César con la suya propia; Antonio renuncia los derechos de su gloria para embarcarse en las galeras de una meretriz; sin proyectos de reforma, Sila deguella a sus compatriotas, y Tiberio, sombrío como la noche y deprevado como el crimen, divide su tiempo entre la concupiscencia y la matanza. Por un Cincinato hubo cien Caracallas. Este pueblo ha dado para todo: severidad para los viejos tiempos; austeridad para la República; depravación para los Emperadores; catacumbas para los cristianos; valor para consquistar el mundo entero; ambición para convertir todos los Estados de la tierra en arrabales tributarios; mujeres para hacer pasar las ruedas sacrílegas de su carruaje sobre el tronco destrozado de suspadres; oradores para conmover, como Cicerón; poetas para seducir con su canto, como Virgilio; satíricos como Juvenal y Lucrecio; filósofos débiles, como Séneca; y ciudadanos enteros, como Catón. Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad: Mesalinas corrompidas, Agripinas sin entrañas, grandes historiadores, sibaritas desenfrenados, aquilatadas virtudes y crímenes groceros; pero para la emancipación del espíritu, para extirpación de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón, bien poco, por no decir nada. La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus faces, ha hecho ver todos sus elementos; mas en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo ¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español"(citado por Britto García, 2010: 51-52) 

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