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martes, 14 de junio de 2011

Wikileaks de Venezuela: Los tumbos de la oposición a Chávez, según EE.UU.

El 15 de enero de 2009, un mes antes del referéndum que decidiría una enmienda a la Constitución venezolana, el encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos en Caracas, John Caufield, escribió: “Aunque Chávez ha estado aceitando su maquinaria electoral desde hace más de un mes, la oposición finalmente parece que ha regresado de sus vacaciones y está empezando a fortalecer la campaña del ‘No’. Queda por ver, sin embargo, si están a tiempo de encontrar una estrategia unitaria y de movilizar a los electores a los centros de votación el 15 de febrero”.

El irónico comentario daba cuenta de la forma cómo operaban los adversarios de Chávez en vísperas de la consulta sobre la reelección continua. Sin articularse, sin un mensaje unitario y sólo con un punto de coincidencia: que Chávez no pueda nuevamente presentarse como candidato en las elecciones presidenciales de diciembre de 2012. “La oposición se rompió después de la larga campaña de las elecciones regionales de noviembre de 2008”, explicó Alejandro Vivas, asistente del secretario general de Copei, al consejero político estadounidense.

Los estudiantes universitarios de oposición eran la cara más visible del rechazo a la enmienda y buscaban repetir la victoria de diciembre 2007, cuando salieron a la calle para encabezar un movimiento de masas que derrotó la propuesta del jefe de Estado venezolano de reformar la carta magna. “Cada partido está tratando de proteger los espacios conquistados en las elecciones regionales antes que unificarse detrás de la campaña del “No”, explicó en la misión gringa el exembajador de Venezuela en la ONU, Diego Arria.

A la oposición, de acuerdo con los cables, parecía haberla tomado por sorpresa la propuesta de Chávez. El encuestador Alfredo Keller también fue irónico. Delante de la representación diplomática “se burló” de la falta de preparación de la oposición señalando que después de la Navidad de 2009 “pasó dos semanas tratando de encontrar a alguno de sus integrantes dispuestos a renunciar a sus vacaciones para discutir los resultados de una encuesta sin encontrar a nadie”.

Era una situación crítica, porque el entusiasmo del chavismo contrastaba con la opaca campaña de sus adversarios. A principios de enero de 2009, el hoy diputado Enrique Mendoza, que se encargaba entonces de movilizar a la maquinaria opositora, confesó tanto al consejero político como al encargado de negocios que su mensaje “no conectaba con las clases bajas” y que la base del antichavismo “es más propensa al cansancio que los chavistas”.

Derrota y desbandada 

La derrota de la oposición por casi nueve puntos, 54,85% a 45,14%, hizo más visibles las fracturas entre los partidos y entre las diferentes generaciones de políticos opositores. Jaqueline Núñez, una joven activista del partido socialdemócrata Un Nuevo Tiempo, afirmó a la embajada que ella esperaba que el resultado adverso presionara a la oposición para renovarse.

Algunos cables, escritos entre enero de 2009 y febrero de 2010, exploraron estas contradicciones, y dieron cuenta de los diversos intereses y agendas de cada una de esas individualidades. Surgieron así conflictos internos en Un Nuevo Tiempo entre el liderazgo histórico de Manuel Rosales y el emergente de Leopoldo López, que terminó con la salida de López de la tolda para fundar una nueva organización; diferencias entre el entonces presidente de Acción Democrática, Víctor Bolívar, y el secretario general Henry Ramos Allup, quien se negaba, según Bolívar, a sacrificarse para promover nuevos liderazgos; o las quejas del entonces diputado de Podemos, Juan José Molina, por el tiempo que pasaba el líder de la tolda Ismael García hablando a través del canal Globovisión. La visión de Caufield era contundente: “La oposición continúa reaccionando a la agenda impuesta por Chávez en vez de crear y comunicar la suya”.

La embajada mantenía esas percepciones con discreción absoluta, y propuso al Departamento de Estado que Washington se esforzara en subvencionar a aquellas organizaciones apolíticas que trabajaran “por unos comicios libres y limpios”. Mientras tanto seguían llevándole el pulso a la situación interna de los adversarios de Chávez en su afán de alcanzar el santo grial de la unidad. Por varios meses reseñaron los desencuentros entre los diversos factores, e incluso la resignación con la que cierta parte de la población opuesta al gobierno mostraba por la ausencia de una esperanza de cambio. “Muchos venezolanos se la están arreglando para acomodarse a la Revolución Bolivariana”, escribió Caufield transcurridos cuatro meses de la victoria del chavismo.

El factor de desunión 

Caufield también reseñó, como si fuera un cronista, el aparente desinterés de los opositores, especialmente de los más jóvenes, en la rueda de prensa que formalizó el anuncio de la creación de la Mesa de la Unidad, la plataforma de partidos opositores. Durante el discurso del secretario general de Copei, Luis Ignacio Planas “muchos preferían atender sus blackberries”. Y otros, como el gobernador de Carabobo Henrique Salas Feo, decían que los esfuerzos unitarios “eran una pérdida de tiempo”.

Esa falta de interés también fue comentada a la embajada por la militante de Un Nuevo Tiempo, Delsa Solórzano. En especial ella rechazaba la actitud de Leopoldo López, debido a su falta de interés por trabajar en la concreción de la Mesa de la Unidad. López estaba convencido entonces, y de alguna manera lo sigue estando hoy en día, de que la oposición debía decidir por votación popular a los candidatos que competirían por una curul de la Asamblea Nacional en septiembre de 2010, de desechar las insignias de los partidos políticos y seleccionar una tarjeta única que los identificara, lo que era –y es- rechazado por casi todas organizaciones políticas opositoras y otras individualidades. “Los partidos están demasiado cómodos con el status quo para tomar riesgos”, dijo López en una entrevista con el consejero político. También rechazó la idea de que había “grandes partidos”, argumentando que dentro de la oposición “todas las toldas políticas son pequeñas”.

Así lo veía la embajada: “El ex alcalde de Chacao Leopoldo López se ha convertido en la figura de división dentro de la oposición, en particular desde su salida de Un Nuevo Tiempo. A menudo se le describe como arrogante, vengativo, y hambriento de poder, pero también se le reconoce su popularidad, carisma y talento como organizador”.

Dos años después de esa discusión, la tesis de López se ha venido imponiendo. Aunque él está inhabilitado por la Contraloría General de la República para ejercer cargos de representación popular hasta 2017 debido a un caso de corrupción, su propuesta de las elecciones primarias es hoy una realidad. El candidato opositor que enfrentará a Hugo Chávez en 2012 será elegido por ese método. 

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