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jueves, 16 de junio de 2011

Secretario de defensa gringo justifica su alto gasto militar por los que no gastan

En uno de sus últimos discursos, Robert Gates ha incidido en una queja recurrente de los secretarios de Defensa norteamericanos. Los europeos no gastan el dinero suficiente en defensa y en esas condiciones el futuro de la OTAN es cuando menos dudoso

16 jun. 2011 - En el pasado tenía la preocupación y lo expresaba abiertamente de que la OTAN se convirtiera en una alianza de dos niveles: entre miembros que se especializan en acciones “suaves”, humanitarias, de desarrollo, mantenimiento de la paz, y que solo hablan de tareas, y a la vez realizan las “duras” misiones de combate con aquellos que están dispuestos a seguirlos y son capaces de pagar el precio y soportar las cargas de los compromisos de la Alianza, y aquellos que disfrutan de los beneficios de la membresía en la OTAN - ya se trate de garantías de seguridad o la sede del cuartel general -, pero no quieren compartir los riesgos y los costos. Esto ya no es un preocupación hipotética. Tenemos esta situación aquí. Y es inaceptable.

Como los soldados japoneses que se quedaron en Filipinas sin saber que la guerra no había terminado, Washington se niega a admitir que la guerra fría acabó con el fin de la URSS. La OTAN ha quedado como una antigualla con la que mantener las relaciones entre EEUU y Europa en temas de defensa. Sirve para algunas cosas, pero como alianza global chirría por todas las costuras.

La defensa ante un enemigo común y poderoso permite pasar por encima de contradicciones internas, limitaciones presupuestarias e intereses nacionales diferentes, aunque no necesariamente incompatibles. Sin ese rival, el futuro de la organización es sombrío. La apelación a la ‘guerra contra el terrorismo’ resultaba de entrada ridícula. ¿Divisiones de infantería contra organizaciones terroristas? Los países occidentales pueden colaborar a través de sus servicios de inteligencia para enfrentarse a grupos concretos, como Al Qaeda por ejemplo, pero eso no es suficiente para armar una estrategia.

Luego, los países europeos descubren que el ataque del 11-S sirve no ya para derrocar a un régimen talibán que ha dado cobertura a Al Qaeda sino para justificar una guerra que dura ya más que la Segunda Guerra Mundial y que sólo ha permitido crear un Estado cliente lastrado por la corrupción y que no puede sobrevivir por sí solo. Un Estado en el que el 97% de su PIB depende de una manera u otra del gasto occidental en la guerra y de los fondos aportados por la comunidad de donantes.

¿Seguridad colectiva o una elegante forma de imponer un estado de guerra permanente?

Gates quiere hacernos creer que el astronómico gasto militar de EEUU se debe a que Europa no aporta lo suficiente para sostener el entramado de seguridad occidental. Eso puede servir para callar a algún congresista despistado de su país, pero no mucho más. Nada que ver desde luego con el complejo militar industrial que se ocupa de dejar claro que cada sistema armamentístico de última generación es absolutamente fundamental en la seguridad del país.

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