A nivel de letrina

13 junio 2011.-

EL ESPEJO | JOSÉ VICENTE RANGEL |

1 Cierto: algunos optan por descender a nivel de letrina. Con esto quiero decir que no disimulan el empeño por convertir la política en sumidero de la porquería mediática y la falta de principios en cierto liderazgo. El espectáculo deprime. La obsesión por acabar como sea con Chávez tiene carácter enfermizo. Todo vale: adulterar información, calumniar, utilizar sin confirmación cualquier dato, no importa la fuente. Incluido en este paquete del odio está el desprecio elitista a todo cuanto es expresión popular. El racismo subliminal del discurso de voceros opositores conecta con la sibilina amenaza de revancha si el chavismo es desplazado del gobierno y con las constantes menciones a la Corte Penal Internacional. Incluso, veladas insinuaciones de masacres. ¿Alarde de fanfarrones que a la hora de la verdad echan a correr? Puede ser. Pero no hay que olvidar que en las horas en que Chávez estuvo fuera del poder, luego del 11A, lo intentaron. Por cierto, caigo en cuenta que nada se ha escrito -acaso alguna anécdota perdida en el contexto de aquella situación- sobre lo que sucedió en los pliegues oscuros de esos momentos críticos. La oposición se lanzó como fiera a la caza de los chavistas; buscó en las barriadas, con propósitos asesinos, a los dirigentes; trató de detener, utilizando a los organismos de seguridad que pasó a controlar, a altos funcionarios del Gobierno y del partido, y no ocultó el alevoso propósito que la guiaba. No dudo que si el Gobierno usurpador de Carmona dura un tiempo más, los planificadores y ejecutores del golpe fascista habrían llevado a cabo una operación de exterminio del chavismo, similar a la "cruzada" de Franco contra los "rojos". O la que realizó Pinochet después del 11 de septiembre de 1973: consistente en la materialización sanguinaria de la consigna, repetida por los golpistas en las calles de Santiago, "Viene Yakarta", inspirada en el genocidio que se consumó en Indonesia cuando fue derrocado el presidente Sukarno.

2 Es evidente la manera como la oposición -con excepciones- promueve la degradación de la política. Acentúa su vocación escatológica y el rechazo al debate de las ideas. Éste es reemplazado por una actitud chabacana, plagada de acusaciones banales. Basta que un malandro cualquiera deslice sospechas sobre algún funcionario público para que la oposición le haga coro. La malandrización de la denuncia desplaza al ejercicio responsable de este recurso democrático. A falta de banderas respetables, se apela a insólitas manifestaciones de sordidez intelectual. Cualquier delincuente es elevado, de pronto, a la categoría de preso político. El prontuario tiene más valor que un certificado de buena conducta. Ejemplo: el caso Makled lo convierten, sin más prueba que su palabra, en instrumento idóneo para desacreditar a altos cargos civiles y militares; en brutal recurso mediático contra instituciones. Con lo cual se alimenta la campaña en el exterior de que Venezuela es gobernada por gente asociada al narcotráfico. Igual pasa con la ofensiva de organismos de inteligencia de EEUU, Reino Unido, España, y medios latinoamericanos que orquestan cuanta basura se les antoja y avalan el material que figura en computadores envenenados. Esa oposición cloacal debe tener respuesta. No me refiero a respuestas represivas que potenciarían sus tortuosos designios. La reacción hay que administrarla con inteligencia y respondiendo a la mentira con la verdad. Dignificando la política. Sacándola de la letrina. Como se lo merece una nación donde los ciudadanos han logrado un alto nivel de conciencia.

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El famoso dicho de que el "tiro le salió por la culata" se repite en política con las sanciones de Estados Unidos. a Pdvsa y, por tanto, a Venezuela. En la Casa Blanca no midieron las consecuencias de la decisión: activación del nacionalismo del país; fortalecimiento de Chávez quien, una vez más, manejó con habilidad la situación; desconcierto en la oposición y repudio internacional a la medida. Definitivamente los dirigentes norteamericanos no dan pie con bola en la relación con la región. La arrogancia los lleva a despreciar lo que pasa en esta parte del mundo…

Increíble, pero cierto: hay líderes mundiales que creen que eliminando a dirigentes sociales, religiosos, políticos, resuelven los problemas. El terrorismo, expresión de una repudiable estrategia política, lo demuestra. El que practican organizaciones sociales, partidistas, religiosas, desacredita la causa en nombre de la cual se adelanta. Con su otra cara, el terrorismo de Estado, igual. Porque el terrorismo envilece -en cualquiera de sus manifestaciones- a quienes lo practican y a la ideología que lo asume. Tanto el terrorismo de las Farc: secuestros, asesinatos; de Al Qaida, con demenciales ataques a instalaciones civiles, como las manifestaciones del terrorismo de Estado: crímenes de lesa humanidad de los militares y la derecha en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia, Venezuela, Brasil, países centroamericanos; las siniestras actuaciones de la CIA y Fuerza Armada de EEUU contra los derechos humanos en diversas partes del mundo, Guantánamo, Abu Ghraib; o de Israel contra el pueblo palestino. Todo lo cual está en la misma línea envilecedora de la política…

El presidente Obama ordenó la muerte de Bin Laden -como él lo reconoce. Esta acción le significó, en EEUU, la recuperación de su deteriorada imagen en las encuestas, y, al mismo tiempo, un revés en política exterior: el derrumbe ante los organismos de derechos humanos de la proyección que le dio el Nobel de la Paz. Y algo más: arruinó la relación con Paquistán, pieza clave de la estrategia geopolítica norteamericana en la región. El trofeo del cadáver insepulto de Bin Laden, y la egolátrica satisfacción por el despertar del chovinismo entre sus compatriotas, ¿justificaban la ejecución extrajudicial del terrorista?...

La Otan guardó silencio ante el asesinato, por sus aviones, del hijo y nietos de Gadafi, y con cinismo se disculpa por el asesinato de 18 clérigos en la ciudad libia de Brega. En tanto, los inefables burócratas de la ONU que aprobaron la agresión, se desentienden de estos crímenes…

Chile se exhibe como modelo, ignorando, deliberadamente, la brecha que allí existe entre ricos y pobres, explicable por ser el país de la región con la más injusta distribución del ingreso. De ahí que no deben extrañar las multitudinarias protestas que ocurren bajo el gobierno derechista de Piñera. Entre otros motivos por el intento de privatizar la educación y el atentado al medio ambiente con el plan desarrollista del sector privado de las represas en la Patagonia. El novelista chileno Alejandro Zambra define la situación así: "Chile sigue siendo un país dividido, ya no entre pinochetistas y no-pinochetistas, sino entre quienes se aferran a un optimismo vacío y a un libre mercado aplastante y quienes intentan buscar algo distinto". Es la realidad que refleja la calle, y que los medios encadenados ocultan…

José Meza, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud y miembro de la Academia de Medicina, opina que "hay mucha gente que finge ayunos voluntarios, ya que una persona que tenga más de tres semanas sin ingerir alimentos, no puede mostrar el semblante saludable que se observa en los llamados huelguistas"…

Hamlet peruano: El dilema del presidente Humala: Ser o no ser…

Recomiendo: "Chávez, los cristianos y la revolución bolivariana", del reverendo Ramón Castillo. Libro bien fundamentado de un estudioso que aclara muchas cosas sobre el tema.


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